4 may 2010

Humano del Futuro


Humano del futuro

Al menos durante los próximos 500 millones de años los seres humanos aún poblarán la Tierra. Así lo estima el paleontólogo Peter Ward, de la U. de Washington (EE.UU.), en su novela Futura Evolución y en una entrevista dada a la cadena MSNBC. Afirma que los hombres se están convirtiendo en una especie a prueba de extinción, usando los medios que ofrece la naturaleza y la ciencia para asegurar su existencia. Ward y otros expertos visualizan potenciales evoluciones para el ser humano: auguran, por ejemplo, el surgimiento de los unihumanos, especie cuya diversidad genética ha sido completamente homogeneizada. Stuart Pimm, experto en biodiversidad de la U. de Duke (EE.UU.), dice que "durante los últimos miles de años, nuestros genes se han ido mezclando; ese proceso será más acelerado en el futuro" Esto tiene serios riesgos, indican: los humanos serían más susceptibles de sucumbir ante epidemias masivas y, entonces, ¿quiénes sobrevivirían? Los sobrevivientes, un nuevo tipo más resistente de humanos, serían los encargados de preservar a la especie: genes que garanticen longevidad y resistencia a varias enfermedades, junto a rasgos físicos más fuertes los caracterizarían. Mejorados artificialmente De la mano de la ciencia y la tecnología los expertos también visualizan cambios en los seres humanos: una especie, llamada los numanos, estaría compuesta por los mejorados artificialmente, modificando su material genético con nuevo ADN que los haga más resistentes y longevos. Implantes de chips y de dispositivos tecnológicos para agudizar los sentidos o el rendimiento del cerebro son otras variaciones, las que caracterizarían a los cyborgs. Los enemigos de estas transformaciones serían los naturales. Un tercer grupo estaría formado por aquellos que desearían mejorarse, pero no pueden costear los procedimientos. Finalmente, los científicos visualizan la aparición de los astranos, un grupo de seres humanos modificado tanto genética como tecnológicamente para resistir grandes cruzadas a través del gran río del espacio, para tolerar los sistemas de animación suspendida, para adaptarse a las distintas condiciones -hostiles o amigables- que ofrezcan los planetas que puedan servir de nuevo hogar para la especie. Su piel soportaría variaciones de temperatura y sus organismos estarían adaptados para hacer frente a virus o patógenos. Lo triste de este escenario, indica Seth Shostak, director del Instituto Seti (Search for Extretarrestrial Intelligence), es que los astranos nacidos en otros planetas, adaptados a esas condiciones, quizás no podrían volver a la Tierra: "Nos lanzaremos a nosotros mismos hacia las estrellas, pero no hay nadie, al otro extremo del viaje, que pueda ponernos en el camino de vuelta".

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